Dolencias como los callos, los juanetes o las durezas afectan a siete de cada diez personas

Con 26 huesos, 33 articulaciones, 19 músculos y más de 100 tendones y ligamentos, los pies son una de las partes del cuerpo más delicadas y a la vez olvidadas en nuestra higiene y cuidado diarios. Sin embargo, son muchos los problemas relacionados con ellos que pueden deteriorar la calidad de vida de las personas que los sufren. Además, en la actualidad, se han convertido en un mal muy común: un 70% de la población española padece alguna enfermedad podal, según la Asociación Española de Medicina y Cirugía del Pie.

Eduardo González Zorzano, asesor médico de Cinfa, señala que estas dolencias tienen su principal causa en la edad, que debilita las articulaciones y las protecciones naturales de nuestro cuerpo y más concretamente las del pie. A esto añade factores como la herencia genética, estar mucho tiempo de pie o el uso continuado de calzado inadecuado que también influyen, y mucho, en la aparición de estas patologías.

Entre ellas, el juanete o «hallux valgus» se presenta como la más común, especialmente entre las mujeres de edad avanzada, y consiste en «una deformación del dedo gordo, que se desvía y puede llegar a colocarse debajo o encima del segundo dedo, provocando una protuberancia en el lateral, que al ser presionada por el calzado, resulta muy dolorosa», apunta el experto.

También son comunes los problemas provocados por el desgaste de la almohadilla plantar del pie, que pueden manifestarse como dolor generalizado en el antepié, conocido como metatarsalgia.

Otra causa de dolor son las durezas, que son una capa de la piel endurecida y engrosada que se forma por la excesiva presión o fricción. Además, recuerda que «el uso de zapatos inadecuados de tacón muy alto, estrechos o que impidan la transpiración provoca también dolencias importantes, como los callos o hiperqueratosis, un proceso generado por el aumento de la presión en zonas concretas de los dedos».

Si bien no se trata de patologías graves, pueden llegar a resultar muy dolorosas al caminar. Por eso, desde Cinfa ofrecen una serie de consejos para el cuidado de nuestros pies:

— Asea tus pies a diario. Asegúrate de lavar bien los tobillos, las plantas, las uñas y los espacios entre los dedos.

— Sécalos concienzudamente. El exceso de humedad y el calor, así como los restos de jabón, favorecen la proliferación de hongos y bacterias, por lo que es importante prestar especial atención al espacio entre los dedos y dedicar un tiempo a dejar los pies bien secos antes de ponernos cualquier calzado.

—Hidrata todo lo que puedas. Aplica una buena crema hidratante después del lavado, sobre todo en los talones, la zona del pie que más se reseca y en la que pueden aparecer grietas. Emplea un producto adecuado según el estado de tu piel.

—Realiza un masaje cuando apliques la crema. Aprovecha el momento de aplicar la crema hidratante para realizar un pequeño masaje por todo el pie, abarcando desde el talón hasta el tobillo y con dedicación a la planta y el empeine.

—Presta atención a la pedicura. No dejes que las uñas crezcan en exceso y córtalas siempre con forma recta/cuadrada para evitar que produzcan problemas al crecer.

— Usa calcetines de materiales naturales. Apuesta por prendas elaboradas con materiales como el algodón, en lugar de las que contengan fibras sintéticas, que impiden la correcta transpiración. Así mismo, haz lo posible por evitar las costuras muy marcadas que ejerzan presión o roces sobre la piel.

— El calzado, cómodo y adecuado a ti. Utiliza un calzado flexible, transpirable, de anchura adecuada a tus pies. Y que te resulte cómodo. Busca aquellos zapatos que tengan una planta acolchada o, en su defecto, utiliza una almohadilla plantar sintética para evitar sobrecargar tus pies. Los tacones altos y estrechos deben evitarse dentro de lo posible.

— Realiza ejercicios con regularidad. Es importante mantener los músculos, articulaciones y tendones de los pies activos. Para trabajarlos, estira y recoge a menudo los pies, mueve los dedos y gira los tobillos.

— Protege tus pies en espacios públicos. Para evitar las infecciones por hongos o verrugas, protege tus pies utilizando chancletas o escarpines de goma en zonas húmedas de uso público como las piscinas. Tampoco es recomendable compartir las herramientas para cortar las uñas, ni siquiera con otros miembros de la familia.

— Consulta a tu farmacéutico acerca de soluciones podológicas. Existen productos diseñados para aliviar los dolores provocados por las distintas patologías: almohadillas plantares, protectores antifricción, dediles y separadores para callos, taloneras… El farmacéutico podrá asesorarte acerca de los más adecuados a tus necesidades.

Fuente: Diario ABC

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